miércoles, 10 de noviembre de 2010

Un cuento escrito hace mucho.

Figuraban las seis menos un cuarto posmeridiano. El desfigurado y melancólico semblante de Camilo al mirar a través de la ventana mientras inclemente y torrencial lluvia cubría con su manto toda la zona, fácilmente denotaba angustia, una angustia al ver como por caprichosa voluntad del destino, sus planes de salir aquella tarde con su añorada Maria se frustraban tal como cada intento por lograr la paz mundial.

Había decidido no acongojarse por, tal como el lo considero, “una pequeña llovizna”; se armo de valor, una chompa, un morral que contenía ropa seca dentro de una bolsa plástica y un ultimo pero largo sorbo de chocolate caliente para conservar el calor. Abrió la puerta de caoba, se detuvo unos breves instantes en el zaguán para reflexionar sobre lo provechoso de su hazaña, pero solo fueron eso, unos breves instantes. Cegado por el fulgor de la pasión y determinación que sentía, sin titubear emprendió desventurado camino en busca de su dulcinea. La estruendosa furia desbocada de Zeus provocaba en Camilo un miedo natural e instinto de supervivencia, pero ello no le impidió continuar con su maratón. Atravesó calles inundadas que fácilmente se pudieron haber confundió con el Amazonas o Nilo, con inquietud miro como un pedazo de tronco medio podrido con un dálmata confundido sobre el era arrastrado por el fortísimo caudal calle abajo.

Corría afanosamente en un inútil intento por mojarse lo menos posible, dio zancadas 1, 3, 7, 16 cuadras y aun así aunque no vislumbrara próxima su meta. No detuvo su marcha; las frías y espesas gotas no eran capaces siquiera de extinguir una mínima fracción de la intensa llama que motivaba sus precipitados pasos, una dibujada silueta mental de su amada era suficiente para guiar a este heroico amante. Con anhelo casi sacro, Camilo ya visualizaba recuperarse entre caricias de Maria, perderse en besos de terciopelo.-¡¡Hey pela`o avispe!!- grito taxista furibundo, mientras el ensordecedor ruido del claxon arrancaba de ensueños a camilo, arrojándolo a la realidad situada en mitad de la avenida principal y a punto de haber sido atropellado por culpa de fantasioso descuido. Lo bueno, hacían ya falta menos de dos cuadras para llegar al hogar de Maria, lo malo, lo que ocurriría al llegar a su destino.

La lluvia había aplacado su arremetida, las lúgubres nubes empezaban a ceder ante la aparición del sol. Completamente empapado a pesar de la chompa, con su cuerpo flaqueado pero con la voluntad intacta dio las últimas decenas de pasos. Saco su celular, llamo a su niña; lo que escucho lo estremeció tanto que instintivamente salio corriendo a ver que pasaba.

Maria era una joven normal, sin embargo para Camilo era solo ella quien mantenía absortos sus sentidos en alcoholizado idilio. Ella era la mujer perfecta para Camilo, con sus diáfanos ojos, caucásica y tersa piel, una sonrisa que alegraba a el mas depresivo de los reos sin esperanza, cabellos de matiz ardiente, unos senos y caderas recién salidos del desarrollo, una inteligencia y elocuencia tremendamente avanzadas al paupérrimo promedio; en simples palabras: la mujer perfecta para Camilo. Ese mismo día, mientras Camilo se encontraba en la mayor de sus travesías, Maria ignoraba el esfuerzo de su romeo distraída ocupando su tiempo en el facebook (habitual para los jóvenes “ultramodernos”).-Maria, falta un cuarto pa` las 6-dijo su madre, una madre moderna, modernamente descuidada, modernamente desentendida de su hija, separada de un empresario con el que mantuvo una relación de 2 años, pero para Maria, su padre había muerto en un tiroteo de tienda de abarrotes cuando este iba a comprar leche. –me voy al centro comercial con Julián, no me esperes. En la nevera hay huevos y salchichas, prepárate algo-.

-si mami, chao y saludos a Carlos-se despidió la niña

-¡Julián!-grito la madre

- si ese mismo. Ah, cierto que Carlos fue el del mes pasado-dijo Maria con sarcasmo.

- Maria, ¿cuantas veces mas vamos a pasar por esto?; ya te lo he dicho muchas veces, soy una mujer joven, soltera y bonita. Tengo derecho a vivir la vida, a vivir mi vida-

- si maravilloso madre que aun sientas la libido latente, pero por favor, ¡deja de tirrar con media ciudad!...-dijo Maria ofuscada.

-¡amigos!.....yo solo tengo amigos-reprocho su madre.

- como sea, igual, por andar como abeja cambiando de flor has estado a punto de meternos en líos…-

- ¿a yo...?-respondió su madre, con un tono de inmadures.

- ¡si tu!, o acaso olvidas cuando te metiste con, mmmm, como es que se llamaba, con el que salías que resulto ser un violador y casi hace de las suyas contigo….Jean.-dijo Maria con resentimiento

- Mario.-aclaro la madre

- no importa, mami, solo ten cuidado ¿si?, por fa….-pidió la criatura a su madre

-OK mi niña, solo por ti. ¡Ah!, se me hace tarde, chaos.-

La madre de Maria salio estrepitosamente del apartamento, un fuerte y ensordecedor portazo avisaba que ya se había marchado; una lagrima rodó por la mejilla de Maria. Este tipo de discusiones eran muy frecuentes, y casi siempre terminaban de este modo. Una madre mas ocupada por sus aventuras románticas mensuales que por su propia hija, peor aun, una madre que oculta el padre a su hija y a este le obliga a pagar una pensión a costa de cualquier artilugio que lo enganchara y conmoviera para expedir jugosos cheques. Pero a pesar de este caótico y poco recomendable medio para crecer, Maria se mantenía fuerte en una posición crítica muy respetable y escasa para los tiempos en que vivimos, esa era precisamente una de las cualidades que mantenían a camilo como un imbecil chorreante de baba.

Maria se encontraba sola, navegado en Internet, su único vicio. Podía despreciar con facilidad cualquier tipo de trago o cigarrillo a pesar de la presión social que agobia a la mayoría de jóvenes, pero el Internet, era lo único que lograba transgredir su voluntad, convirtiéndola en zombi durante horas esclava de una pantalla. Sin darse cuenta, una sombra logro escabullirse por entre la puerta del apartamento, la figura de un hombre perverso que exhalaba a leguas un rencor infinito producido por un mal de amores, un aura de maldad se apodero del ambiente.

En ese preciso instante sonó el teléfono celular de Maria.

- ¿alo?, ¿Maria?, soy yo, Camilo

- hola Camilo, ¿que mas?, ¿que me cuentas?, oye lastima no haber podido salir hoy, pero ni modo, la lluvia esta implac…. ¡aaaahhh!-

El teléfono cae al suelo, se escucha de fondo una pelea voraz, gritos y chillidos desesperados en inútil esfuerzo por la libertad, se distingue un fuerte golpe, y al final, una voz masculina diciendo: -china revoltosa, ¿pa que se pone?-suena un frió y seco estruendo, se cortó la llamada.

Cuando Maria despertó de su inconciencia, se hallaba atada y amordazada de pies y muñecas a una silla- típico de todo criminal-, sintió un intenso dolor en su cabeza ensangrentada, y entonces recordó lo ocurrido. Un extraño había podido saltarse la seguridad del conjunto, llegar hasta el tercer piso de la torre D sin ser visto y entrar a su apartamento tan minucioso e insospechado como una rata experimentada. No cabía la menor duda, Maria estaba segura que su captor era uno de esos patéticos pretendientes con los que su madre había salido alguna vez en el pasado.- pobre niña ¡por culpa de tu puta madre ahora sufrirás!-dijo su captor. Taciturna, María vio como aquel sujeto desenfundaba un puñal de 20cm de longitud; aquel individuo estaba determinado a desquitarse con la niña, a causa del sufrimiento producido por la madre. A destripar a la inocente.

Camilo se apresuro como un rayo al castillo de su doncella. En la entrada del conjunto el portero le detuvo, pregunto a donde iba, llamo por el citófono al apartamento, nadie contesto; Camilo desesperado, presentía que algo malo estaba ocurriendo. Sin esperar ni un solo minuto mas, violo la reja a pesar de los gritos del portero que se desvanecían por el aire. Subió los 3 pisos en un 3x2, sometió la puerta de la entrada del apartamento y esta abrió antes de que el hombro de camilo se luxara. Apenas entro, visualizo con esfuerzo a un membrudo ser y su filoso juguete, y frente a este, Maria cubierta de sangre. Camilo no sabia que hacer, estaba confundido. Actuar heroicamente, o ser sensato y no involucrarse. No lo pensó mucho, es mas no lo pensó. Entro al apartamento, tomo una silla de madera del comedor y se abalanzo contra el bellaco para propinarle un severo golpe que lo dejase sin conciencia. La hazaña de Camilo no fue para nada furtiva y antes de que este posara la silla sobre sus hombros para tener impulso, el sujeto se dio vuelta y surco con su juguetillo en corte transversal el antebrazo derecho de Camilo desgarrando tanto su amarillenta y plástica protección como su carne. Este corte propinado resto fuerzas en Camilo, pero no le detuvo a destrozar el madero en la cervical del bandido; el bandido cedió y callo al suelo, pero rápidamente volvió a atacar a cuchilladas a Camilo, este logro esquivar 2 de las 3 arremetidas, pero el ultimo logro descoser su vientre y emanar un tibio chorro de sangre hacia la cara del agresor. Camilo estaba inundado de adrenalina, el dolor era un suave cosquilleo que acariciaba sus nervios. La lucha siguió, el bandido seguía arremetiendo contra el pobre cuerpo de Camilo, este no se dejaba y cuando podía le daba un buen puñetazo, pero la ventaja cobijaba al del juguetillo de metal. Eternos segundos duro el enfrentamiento, Camilo estaba agujereado y el piso encharcado de sangre; respiraba con dificultad, con muy pocos alientos, había podido apartarse unos 4m del psicópata. Los contendientes se clavaron la mirada fija; el psicópata corrió hacia su contrincante para dar la estocada final, pero el espeso líquido rojo hizo que este se resbalara y cayera boca arriba; el puñal voló y dio 6 giros en el aire antes de caer y calvarse en el ojo izquierdo de su dueño. Un ensordecedor alarido que se escucho en todo el complejo dio el villano. Camilo aprovecho, saco el puñal y el ojo de la cara, corto el cuelo y clavo el puñal en el corazón, dando fin a el mal que poseía al villano. Con mucho esfuerzo libero a Maria, cayó al piso y exhalo las últimas bocanadas de aliento que tenia. Maria miraba perpleja como su héroe moría en sus brazos victima de la hemorragia severa; en medio de sollozos camilo dijo:-vine solo para verte, y lo he hecho-. Maria no pudo contenerse y estallo en llanto, dio un tibio y suave beso a los labios fríos y moribundos de camilo en ademán de despedida. Todo acabo, dos muertos yacían en el piso del apartamento 302 de la torre D.

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