domingo, 24 de abril de 2011

Resucitame.


Primera parte de una historia que pretendo terminar algún día. No hay narrador que ayude a ubicar, solo existen diálogos entre los personajes. Esto lo  considero como un experimento. Disfrútenlo o detestenlo. 




Me peguntas qué hago aquí, en medio de tanto bullicio callejero, en la mitad del centro parado como si nada mirando al vacío. Seguramente tendrás dudas respecto a mi oficio, sabrás que no pido limosnas ni robo a la gente con un cuchillo ni tampoco robo al pueblo desde una oficina. Lo primero que intuyes al verme es lo evidente, lo que tus ojos inyectados de sangre y tu pequeño cerebro apenas procesa lo cual es, que llevo aquí parado sin moverme por más de una hora. Te diré algo, en esta hora que ha transcurrido he vivido mucho más que tú.

He visto como la gente corre espantada de mi lado, como se alejan por mi mal aspecto y olor, a pesar de que visto saco y corbato como ellos, y buscan consuelo en el McDonalds del frente. He visto como los miserable cruzan las calles en busca de la compasión recibiendo a cambio el desprecio. He visto como me miras con curiosidad, asco y fascinación. Ahora te me acercas y la única tontería que se te ocurre decirme es “¿necesita ayuda?”. Te atreves a preguntarme semejante sandez aun cuando quien necesita ayuda urgentemente eres tú y ni siquiera lo sabes.

Sé quién eres y no necesito saber cuál es el nombre que sale en tu cedula para saberlo. Sé que eres un pobre diablo fracasado y cansado de la vida. Sé que lo estás y también sé la razón de ese sentimiento. Sé que has pasado días enteros intentando agradarle a tu jefe, que gasta horas escogiendo el mejor color que haga combinar tu corbata y camisa sin que parezcas un payaso, que no has dormido bien en los últimos días. Sé que no tienes mujer ni hijos, que eres de otra ciudad y que tu anciana madre ya no recuerda ni tu nombre. Sé que no tienes carros, que apenas tienes dos pares de zapatos, que dejas de comprar mercado y caminas del trabajo a casa solo para poder comprar un stúpido combo en uno de esos restaurantes de cadena para aparentar frente a tus compañeros oficinistas. Sé que cuando llegas a casa te metes a Facebook y te masturbas con las foos de esas jovencitas que has agregado sin conocerlas solo por el placer de sus cuerpesitos anoréxicos y recién violados dentro de esos trajes de baño. Sé que te masturbas cada vez que estás solo, que ese es el único placer que logras concebir en tu vida. Sé que odias tu trabajo, que solo estás allí porque la paga te permite salir una vez al mes a algún bar de la zona rosa y  esnifar unas tres rayas de coca.  Sé que has pagado una millonada por tener esa sonrisa perfecta de porcelana, pero de nada te ha servido, no eres capaz de sonreír en público.

-¿Cómo sabes todo eso de mí?

-Ya te lo dije. En una hora he vivido más que tú. En una hora he aprendido muchas cosas al observarte maldito idiota.

-¿Qué me va a hacer?

-Te patearé la cara si no dejas de estar asustado.

-¿A qué viene todo ese discurso acerca de mi vida? No sea sapo, es mi vida y déjeme en paz ¿Me va a matar o secuestrar o algo? Si tanto sabe de mí, sabrá que no tengo ahorros ni plata ni nada.

- Ya sé todo eso pelmazo. Y no, no le voy a hacer ninguna de esas pendejadas que se le ocurren pero como no ha dejado de templar, tenga. Le doy en la  jeta marica.

-Ya era hora de que despertaras.

-¿Qué  pasó? ¿Dónde estoy? ¿Qué son estas cadenas?

-Cállate, aun no eres digno de hablar. Apenas si vas a nacer. Esas cadenas, son cadenas. No preguntes 
tonterías hijo.

-¿¡Qué carajos!?

-Hazle caso. No vale la pena que le pelees. En este momento nuestras vidas dependen de él.

-¿Quién eres tú?

-Una encarcelada más, como tú.

-Basta de habladurías. Ustedes dos, cállense. Aún no han nacido y no pueden hablar. Me voy a mi casa.

- Momento, espere. ¡Me va a dejar aquí tirado!

-No. Te voy a dejar ahí encadenado y crucificado esta noche. Tengo sueño. Adiós.

-Dios mío, ¿qué pasó, qué hago aquí? Dios mío, no dejes que me maten, te lo suplico.

-Estamos en una parte en donde ni el mismo Dios escucharía una bomba. No te molestes en gritar ni suplicar, nadie te va a escuchar, nadie va a venir, lo sé porque ya llevo varias semanas atrapada en esta bodega. No te preocupes, el viejo no te hará nada. No te va a lastimar, ni matar, ni torturar, ni violar. Conmigo ha sido bastante respetuoso. Lo único incomodo es estar encadenado y crucificado, pero con los días te acostumbrarás.

- No entiendo, yo estaba tranquilo almorzando y me le acerque a este tipo para darle unas monedas, me dijo un montón de cosas sobre mí y luego… estoy acá. Auch, me duele la cara.

-Eres un elegido.

-¿Qué?

- Un elegido. El viejo te escogió porque vio que tu vida es una mierda. Veras, el tipo, el  viejo, se la pasa merodeando por la ciudad buscando y seleccionando gente para “resucitarlos”. No es un fanático religioso ni nada.

-¿Por qué nos quiere resucitar?

-Ya te lo dije, nuestras vidas son una mierda y él cree que podemos salvarnos.

-¿Cuánto dura eso?

-Meses.

-¿¡QUÉ!?

- No te alteres y se hombre. No llores como una princesita que acabaron de desvirgar. Llevo acá colgada 3 meses y ya aprendí a convivir con ello. No llores. Pensabas que todo en tu vida andaba bien, pensabas que tus trajes y trabajos mal pagos te serían suficientes, que todo iba en un perfecto orden. Pamplinas, tu vida ha sido una mierda y no has podido tocar los estribos. Tu vida no ha valido la pena hasta ahora y poco a poco vas cayendo en cuenta de eso.

-No quiero estar aquí.

-Nadie quiero estarlo, nadie quiere afrontar su realidad. Déjate llevar, suéltate.

viernes, 22 de abril de 2011

Annie Hall


En la vida nada es perfecto. Nada sale como queremos, es por eso que en el arte se intenta la perfección. Eso fue algo que dijo Woody Allen en una película.

No creo que sea del todo cierto, en mis escritos en vez de acomodar las cosas para que resulten como quiero hago todo lo contrario. En lugar de festejar una realidad creada a mi antojo lo que hago es hundirme más en mi depresión. No escribo para liberarme, lo hago para caer más y más en esa vorágine desastrosa que ha resultado mi vida emocional. Como sea, creo que seguiré escribiendo sobre eso que a ustedes más les divierte, un tipo infeliz y desgraciado.

Cierta chica no era descomunal, más bien era bastante común. Podría decir que era barata, insulsa, medio vacía. Ella no era el prospecto de mujer que alguna vez imagine que me tendría engarzado en su telaraña, a pesar de eso sigo atrapado en sus bragas. Esa muchachita tenía algo, un no sé qué, un eso que no podía dejar de consumir. Era una droga psicotropicafectiva. Creo que yo para ella no era ni la mitad de lo que ella era para mí. Era una relación extraña, ella lograba desmantelar mi armadura de cinismo e inhumanidad, ella era quien me hacía persona, quien yo amaba.

Mucho tiempo paso desde el día en que declaró que me odiaba hasta el día que dijo que ya no lo hacía. No sé si fue porque aún me quiere o porque ya se le olvidó la razón de su odio. No me sorprende que me odiase, realmente hay mucha gente que me odia. Un día tienes un amigo, escribes sobre lo apestoso de sus  pies y luego se indigna y piensa que ha sido la peor ofensa posible. Ayer leí una noticia de un tipo que le quería regalar un vibrador explosivo a su exnovia, creo que ese si es un motivo verdadero para odiar. A quién le gustaría terminar un orgasmo con las tripas desparramadas por el cuarto. Estaba hablando de cierta chica, por qué me desvié para hablar sobre dildos, como sea, esa mujer pasó de odiarme a quererme con indiferencia, lo cual en mi caso es peor.

-“Nunca dejes de quererme, no dejes de reírte por mis pendejas”- le dije por msn una vez nos volvimos a agregar. Hoy prefiero una relación virtual con alguien que quise de verdad que pasarme los días y las noches masturbando mientras pienso en su cara cuando teníamos sexo, perdón, cuando hacíamos el amor. Creo que no es sano andar divulgando mi vida íntima. No quiero pasar por pornógrafo.

Un día nos citamos en un café para beber te. No parecía muy entusiasmada con la idea de volverme a ver, de hecho, yo tenía los nervios que 10 hombres en mi posición tendrían. Le dije que no  podía dejar de quererla, de pensarla, no le mencioné nada acerca de mis amoríos conmigo mismo pensando en ella. Le comenté un poco de mi vida (exagerando algunas cosas para que no pensara que seguía siendo un fracaso), ella apenas si hablo y con eso bastó para que yo me volviera mierda. No puedo evitar que vivas en mis pesadillas, pensé en decirle, luego deduje que era inapropiado hacerlo.

En realidad no había pasado tanto tiempo desde que nos dejamos de hablar, solo un par de meses en los que me dedique a perseguir mi estúpido sueño de ser escrito, lo único que he logrado hasta ahora es escribir en un pedazo de blog. Durante esos meses intente coquetearle a varias mujeres, chicas, catanas y a cualquier cosa que se moviera. Era, cómo decirlo, desesperante no poder ligar con nadie. El fantasma de cierta chica me atormentaba con mi permiso.

Ella me escribió un día. Dijo que ya no me odia. Yo le respondí diciendo que eso me alegraba, que esperaba que entre los dos pudiera revivir algo. Dos días después me enteré que tenía otro, el mismo otro que meses atrás me había declarado la guerra. La historia con ese otro ha sido divertida y desparpajada. Primero me tenía envida por no poder escribir como yo lo hago, luego me tuvo celos, ira, pánico, odio (una persona mas), luego me dijo que me pudriera, yo le dije que se fuera a arma alharaca a otro lado y que no me jodiera. El día que supe que ella estaba con él cogí una jeringa y me saqué un montón de sangre para luego pintar un disque cuadro impresionista, la sangre que me sobro la regué en las paredes de mi cuarto. Siguiendo con él, creo que finalmente me fundí en su memoria, me suprimió, pero estoy seguro que fui más difícil que oprimir control alt delete. Soy para él una hemorroide que jamás curará y seguirá sangrando cada vez que se folle a mi chica.

Sabía que ellos seguían, y lo único que se ocurrió fue citar a cierta chica para que viéramos una película por msn, o sea, cada quien en su casa. Fui un idiota. Soy un idiota. Ella ahora tiene a otro, a un noséquiensito que a lo mejor tiene la verga más grande que la mía. Cierta chica sigue diciendo que me quiere, que no me olvida. Le propuse matrimonio y dijo que hoy no quería. Le regalé una rebanada de mi alma y cuando se la comió le dio diarrea explosiva.

Creo que ella y yo no estamos hechos para relacionarnos, a lo mejor su destino simplemente es ser quien inspire la mayoría de mis escritos, a lo mejor mi destino es ser quien le joda la vida de vez en cuando. No sé, quiero desahogarme y esto de escribir no me da resultado, tampoco beber 3 litros de vino ni fumarme 20 cigarrillos por minuto. Necesito olvidarla, conseguirme otra chica, necesito distraerme, follar, escribir, mamar. Necesito una dosis furiosa de esas que vuelven locas a las mentes.

Para terminar… TE AMO mujer, necesito de tus huevos.

martes, 12 de abril de 2011

Exlibris 0

Hola...
En esta ocasión voy a volver esto más interactivo. Quiero que elijan uno de los siguientes relatos ¿Por qué? Pues simple, el escrito elegido saldrá publicado en el marco de la feria del libro de Bogotá. ¿¡CÓMO!? Sí, así de simple. Rápidamente les cuento, estoy vinculado al periódico Exlibris, el cual circula en la feria del libro de manera gratuita. El escrito que resulte elegido saldrá en la edición 0 del periódico. Del mismo modo, durante la feria seguiré escribiendo para este periódico, de modo que estén atentos para que me ayuden en este proceso. Algunos escritos están sin terminar, otro ya había  sido publicado por acá.... Uds limítense a leer, disfrutar y elegir.


1)

Esa tarde calurosa me desperté de repente. Estaba sudando, empapado hasta el tuétano. Mi cama era un rio de sal, agua y semen. Voltee la mirada y me percaté que ella ya no estaba a mi lado. Recordé en ese momento la canción de Nek que decía que una tal Laura se había ido. Tal vez mi Laura no se había ido, quería pensar que solo se había perdido. Ella, mi Laura no estaba en américa, ella probablemente estaba en un sitio mejor en donde la primavera no tiene flores pero si muchos condones.  Laura era el amor de mi vida, el que se escapó de mí cuando apenas estaba en pleno orgasmo.

Miré por la ventana, era medio día. El guayabo era mi  sombra, mi sombra era la laguna que jamás recordé. Busque mis gafas, como dijo Paul, pase un peine por mi cabeza y hallé mi camino rodando escaleras abajo. Seguía sin encontrar a mi Laura, pero hallé el rastro de su sangre en mi nieve, en mi alfombra. Recordé que ella estaba sangrando la noche anterior, quise convencerme de que era por la menstruación.  En mi mente retumbaban algunos gemidos y gritos, pero nada más, no lograba recordar. Laura se me apareció en un fotograma, en un segundo que pestañeo tristemente en la penumbra, ya era de noche.

Laura seguía sin aparecer, Laura se fue y ya me estaba resignando. Pasaron días y ella no apareció. Pasaron días y ella me jodio y viceversa.

Un olor desagradable se empezaba a notar en el barrio. Un vecino llamó a la policía y esta vino a arrestarme. Fui  acusado, juzgado y sentenciado a la cárcel. Laura seguía sin aparecer, solo se encontró  su cuerpo inerte en mi jardín.  Aun hoy insisto en que ella no se fue, pero empiezo a pensar que yo la eché.

Ahora estoy acá, a la orilla de esta ventana en un quinto piso queriendo irme y estar con Laura. Quiero preguntarle qué fue lo que hice para que se fuera.



2) 
-Hace muchos años que no la veo, que no hablo con ella. Hace mucho no sé nada de ella.-dijo Alejandro mientras miraba el vaso medio vacío de cerveza que estaba frente suyo. Él se encontraba en la barra de un bar, de uno de esos bares elegantes del parque de la 93 en que en una sola noche se pueden despilfarrar 2 salarios mínimos.

Eran casi las 4 de la mañana, Alejandro estaba prácticamente solo. En aquel sitio quedaban algunas personas y sus elegantes putas finiquitando el pago por esa noche de compañía y lujuria. En esas, una de las putas se le acerco a Alejandro con el fin de enganchar su próximo negocio.

-¿Por qué  tan solo y triste? Pareces un hombre importante, elegante. Estoy segura que estarás esperando a que tu chofer venga a recogerte- dijo la putilla mientras se abalanzaba hacia Alejandro mostrando su profundo escote.

-desengáñate mujer, no soy nada de lo que dices. Llevo acá toda la noche y ya bote mi salario de 3 meses. Si lo que quieres es un pichón con el cual hacer tu cena búscate otro, que yo lo único de elegante que tengo es el traje de imitación que llevo puesto.

Alejandro se paró, pago la cuenta y salió del bar en busca de un taxi que le llevara a su casa en el barrio la soledad por 5mil pesos. Detuvo varias taxis y como era de esperarse ninguno accedió a su petición. 
-Yo te pago la carrera si me cuentas que te pasó galan-  dijo la puta al hombre acercándosele por detrás.

-¿por qué?

-veo que eres un pobre diablo. Los desgraciados me excitan.

-no gracias. No tengo con que pagarle

-desengáñate hombre. No quiero que me comas, solo quiero escuchar.

-está bien, pero que conste que sé un par de movimientos que Jackie chan y Jet li me enseñaron personalmente.

La puta sonrió con socarrona ironía. Subieron al taxi y Alejandro comenzó a contarle su historia.




3)

El niño vio cómo su carrito de juguete fue aplastado por la inmisericorde bota de la fuerza y la justicia. El niño no supo porque marchaban aquellos hombres, no supo por qué ellos se iban para nunca volver a ver a sus familias. Era un rio  de gente, que  vacilaba a cada paso, que fusilaba sus sueños por  el  ideario de libertad. El niño pensó que la libertad no es algo colectivo, por el contrario, la libertad es algo personal y único. El chico se paró del suelo, se sacudió el polvo de las rodillas.

Los soldados que fueron esa tarde de mayo a batallar por la libertad del pueblo sabían que no volverían en carne y hueso. Sin embargo, esos soldados no imaginaron que revivirían en forma de letras y recuerdos difusos que se arrojan cada temporada como camicaces sobre hojas blancas o teclas desgastadas. Esos individuos que dejaron de ser hombre para aglutinarse en el ejército de las palabras y frases sueltas que vuelan en las mentes de quienes se niegan a olvidar sus hazañas.

El niño al que un soldado aplastó su juguete no lloró esa tarde por el carrito perdido, lo hizo porque luego se enteró que su padre se había ido a guerrear la paz que genera más violencia. El niño suspiro y miró al horizonte, arrojó un avioncito de papel y rogo  por el alma de su padre. El niño dejó  de ser niño en ese instante para ser un autómata cualquiera.



4)Ella me llamó, sí, lo admito. Me llamó y no supe en ese momento quién era. Me llamo desde las tinieblas de lo desconocido, desde la infinita caridad de un reactor nuclear. No le pedí esperanzas ni mentiras, no le pedí rifles ni vitaminas. No quise que ella me llamara, no lo contemplé ni un solo segundo. El día cedió a la furia de la noche caótica y embriagante de unas copas y cervezas refinadas con las que me embriagaba.

Supe su historia, la combine con la mía. Fundí las desgracias de ambos en letras y armonías que en ningún momento cobraron sentido aparente. Me perdí en la carretera de una nostalgia indefinible e infinita. Aún la extraño a ella, a cierta chica. Y ella, quien me llamo, extraña a su hombre con el espíritu lleno de metralla. Ella lo ama a él, yo la amo a ella. Nadie dijo que fuera fácil entender. Su vida y sus fallas son el reflejo de mi propia vida, mi propia basura.

Te lo dije, he fundido las historias en el chorro de una cerveza tibia y amarilla que sale de mi cuerpo directo  las entrañas de una ciudad bandida y furibunda, de una ciudad mezquina y noctambula que perdió el sentido del amor para reforzar el concepto del odio, para matarse todos junto como producto de la palidez humana. No quiero dormir más contigo, tu olor me repugna y mi amor te fastidia. Jodete, ya no me necesitas. Ya aprendí a dormir en mi lado de la cama.

Y te pido que me llames cuando ya no reconozca tu voz para que de ese modo, cuando seamos ancianos y arrugados, la sorpresa sea el caldo que bebamos cada mañana en el amanecer. Quiero oír tu voz una sola vez, cuando ya no importe y cuando mi piel se caiga impotente ante la gravedad y la edad. Tengo miedo de morir en el intento de tu conmiseración, de escribir más. Como Fausto, "Quiero el vértigo que ciega, los placeres que dañan, el amor que participa del odio, el pecar que deleita."


5)

Me pregunto que  estará haciendo ella justo ahora. Probablemente ya no piensa más en mí, es lo mejor. Por las noches ella mira las estrellas y no piensa en mí, no me recuerda. Soy el monstruo fantasmal que le atormentó la vida. Soy la bilis que tanto mal le hacía y que vomitó de su cuerpo, soy el pus del grano que se explotó frente al espejo de su baño.  Ella se fue espantada por  mi  horripilante aura, no soportaba la hediondez de mi sexo. Me dejó perderme en las lagunas de sus recuerdos, en las grietas de sus manos, en el largo de sus cabellos. Ya no está a mi lado para susurrarme al oído que me odia.

Me pregunto si aún guarda aquellos objetos que le regalé, los litros de mi ser que derrame sobre y dentro de ella. Machacó las mismas ideas, palabras y poemas que algún día yo le di. Porque yo sí guardo cada gota de sudor que surgió de nuestros quehaceres pasionales.  He conservado cada momento de amor y he sacralizado cada decepción. Malgastó todo lo que te di en él, en otro, en el incorruptible sueño de príncipe azul que siempre quiso. La recuerdo no solo por lo bueno, más bien, la retengo por el odio. Ella ya no me guarda, me desechó junto al resto de la basura el martes pasado.

Si ella estuviese acá comprendería lo arrepentido que estoy, pero no quiero que eso ocurra. No quiero que ella vuelva a caer  en mis garras sangrientas ni  en mis miserables palabras. No quiero volverla a contemplar en sueños, quiero conservarla en la realidad de mis deseos. Pero a pesar de todo, moriré si llegase a ver una foto suya con otro tipo-de nuevo-. Te amé tanto que terminé matándonos.

La aniquilé con una palabra que apuñalo su corazón y alma. Mutilé los sentidos y cautericé las emociones de un amor fortuito y perecedero. La quise privar de todo bien, de todo mal que provenga de mí. Fue al cielo y me dejó tranquilo con mis demonios.