sábado, 12 de febrero de 2011

Furia de un viernes por la noche, el fin.

POESIA ABSURDA QUE SE ALZA COMO VARIAS TORRES DE BABEL intenta conceptualizar y capturar en palabras impías e insulsas emociones y vidas enteras. Me deprime que todo un amor cambie por completo su sentido a causa de una coma mal puesta o una métrica imperiosa. Alegría, fe, angustia o las hojas de un árbol sirven de inspiración para el disque poeta. Basura, bazofia. Haikus, odas y sonsonetes ya perdieron para mí su objeto.

Y de nuevo acá, destrozado, desarraigado, desalmado, descorazonado… destruido.

Otra vez sufro

Otra vez bebo para sacarte de mis frágiles pensamientos que se mueven más que la gelatina de frambuesa.

El vino, él vino… tomo, bebo, me meto un chorro. Me embriago, me emborracho porque sigo creyendo que un corcho saca mejor un clavo que un carpintero.

Guitarras estridentes y baterías estrepitosas suenan… ¿o es acaso al revés?

-¿estas despechado o algo así?

-no del todo. Bebo vino por el gusto de la borrachera. Bebo vino porque una mujer me jodio… hace más de 6 meses. Bebo vino porque así escribo mejor... borracho.

Y floto, y lloro, y nado, y me seco, y rio, y sufro y amo, y me canso de amar, y empiezo a odiar, y me doy cuenta que odiar y amar es lo mismo pero en sentido contrario.

Ella me jodio dejándome plantado, me jodio hace 6 meses, me jodieron cuando ella se fue con otro, cuando me dice que me ama cuando tira con otro, con Él.

Cuando me mira y me hace suspirar

Cuando no me mira y me hace estallar

y los stripes son raros… y viva mexico cabrones!

Trago vino amargo, vino seco, vino cariñoso, vino del invernadero de mi abuela. Se acerca el fin, el momento en que exploto, en que me reviendo y me saco los intestinos para bailar con ellos alrededor de una fogata de huesos y grasa.

Camas destendidas, cocos triturados, condones usados, ropa desaliñada, vergas y chochas mamadas, cicatrices malsanas, pelvis lastimadas y esfínteres dilatados. Ojos inyectados de sangre, brazos infectados por dosis letales de lascivia furia. Que una y otra vez el mundo gira como un reloj maldito que se detiene solo para reírse en nuestra cara. Porque ella es un monstruo al que deforme y volví bello dentro de la imperfección mortuoria. Dedos hediondos por meterse donde no debían. Caras arrugadas y aburridas ante la insatisfacción del placer de los 3 minutos. Vergas del tamaño de una nuez. Amores sin amores en el campo de otoño en el cual no hay ni una sola hoja, en el que el poeta ya no se puede inspirar. Las plumas estáticas en el espacio, no caen ni producen viento, no se mueven ni un ápice inseguro y por el contrario se dedican a mantener el orden entre la luz y el desasosiego veraniego de una noche de copas… rotas.

Porque el amor es un abrigo que te da afecto y calor, pero cuando la lluvia en tempestad azota entonces el abrigo se moja y solo sentirás frio y humedad, el mismo que empequeñece tu corazón cuando te dicen: “no eres tú, soy yo”.

Telarañas interconectadas a través del infinito espacio temporal de un beso bienaventurado sin faltas ni fraudes. Insectos atrapados en las empalagosas demostraciones de afectos y abrazos sórdidos y a veces vacíos a causa de la repetidera jarta y mamona de una rutina en la que se incluye el mismo menú de siempre.

Ahora es fácil cuando no sabes que es lo mejor para tu vida y simplemente caminas de la mano con el azar y la suerte deparada para una vida joven y tierna en la que años esperan a ser cosechados dentro del lapso plausible de un pestañeo.

Lucidez movida y agalponada dentro del inconsciente extraviado de una caminata pegajosa.

Viandantes encontrados bajo el sol de mediodía mientras transitan lo más lejos posible de sus colegios y hablan de las banalidades propias que hablan dos jóvenes amigos que ya no son mas amigos a causa de una ella.

Letras borrosas, chinos japoneses de lo más antuiguos me dijeron mi destino, dijeron que seria un borracho miserable... yo pienso que se equivocaron, pienso que soy un borracho afortunado.

Y tú me amas, y yo te amo, y yo te beso, y tú me besas con la precaución de otro en tu memoria. Y a mí eso me vale un bledo, y seguiré escribiendo cosas que te delaten, y él me seguirá jodiendo con preguntas estúpidas y evidentes. Sí, nos hemos besado y ella nos ha sido infieles de cuerpo, pero ha sido leal de alma. Y mi furia crece, se agranda cuando tan solo recuerdo la traición del día de amor y amistad, cuando remembro las lagrimas que cayeron entre el teclado de mi maltrecho computador. Y me lleno de ira y quiero orinar al mismo tiempo. Y me cago al son de un rasgueo de guitarra tocada por las telas negras que rodean mi alma desfigurada por el vino. Me cago en la leche y en la puta verga que él tiene entre sus piernas. Y me la paso inventado historias que sostengan tu mentira como que me queme los labios con una vela… pavadas! Me los queme ante la intensa sensación de besarla. Y detesto la situación tan aberrante y salida de toda normalidad en la que estamos los 3. Y tú, mujer, no viste la condenada camisa de cuadritos que me puse especialmente para ti.

Los cachorros duermen, las doncellas descansa, los dragones yacen tumbados en sus cuevas recuperando fuerzas para que en el mañana se traguen espadas y caballeros con armaduras relucientes y caballeros con armaduras de palos y maderas podridas.

Piano de cola despampanante y armonioso a la par con una retahíla casi que inentendible

Así que patéame, abofetéame, golpéame… la carne se recupera con el tiempo, el alma con las vidas y mi alma ya está lo bastante lastimada como para no curarse con todas las reencarnaciones del mismísimo Dalai lama.

Los archivos azules de los registros en los que no aparezco, en los que nunca me identifique arden en llamas color crema con verde. Nada como un espectacular show surrealista producto de una mala noche.

Jornadas irremplazables e irreparables llenas de fascinación no grata para quienes están por fuera del círculo.

Soledad eterna e inmamable que te estrellas contra mi puerta todos los días

Estoy calculando la estrategia perfecta para atrapar a una mosca e insertarle un alambre para que sea mi mascota incondicional hasta dentro de 3 días cuando muera y tenga que repetir el proceso varias veces hasta que me canse de la tortura.

Las viñetas me hablan como cuando un viejo con demencia le habla a un árbol.

Soy el árbol que da sombra a generaciones bordadas en la irrelevancia.

Cortinas de lija en las que me escondo cuando llega el marido seboso de una de mis tantas fantasías reprimidas y exprimidas por la palma de mi mano.

Eyaculo fantasías y frustraciones.

Que el carácter sexual de mis palabras no distraigan la poesía de mis frases.

Remiendo corazones rotos con mis venas y mis nervios como hilos

Escribo y sigo con las penas y alegrías como inhalaciones y exhalaciones diarias en el porvenir. Tal vez este sea la más estéril de mis creaciones desparramadas como la pus de mis granos. Porque no escribo para agradarles a todos, ni tampoco para que algún tarado me diga que no recordaba lo mal que yo escribía (al menos yo escribo), ni para ser del exquisito gusto de los editores del espectador, ni porque pretenda escribir un libro que me de sustento para mí y para ella. Escribo porque sí, porque así me libero de tanta presión y de tanta mierda asfixiante que ronda el denso aire contaminado de la capital. Escribo porque vomito pensamientos difusos que no soy capaz de plasmar en un lienzo. Escribo porque no soy ni artista ni administrador, escribo porque soy un vividor bueno para nada que se acostumbró a ser un mantenido.

Y Celina se alejó despavorida de su Fernando cuando lo vio en aquel bar.

La lluvia cae en frente de mí, solo la ventana funciona como barrera entre mi yo y su humedad traicionera. Menos mal ayer me masturbe viendo una revista para caballeros.

Hoy me llamaré Lorenzo.

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