martes, 10 de agosto de 2010

A Life in a Day

http://www.youtube.com/watch?v=SP0dd-hs0vQ&feature=related


Algunos dirán que nacieron un día lluvioso; que las estrellas se alinearon místicamente. Que fue un milagro por las pocas probabilidades, otros fueron una total sorpresa y nadie los quería en este mundo al principio (aunque lo nieguen o desconozcan la verdad). Algunos han nacido en la alta alcurnia; otros aparecieron entre el barro y las cenizas de la humildad. Algunos son negros, mulatos, blancos o asiáticos. Pero aunque existan miles de variantes y posibilidades, todos nacimos iguales. Todos al salir del útero estamos azulados, cubiertos de sangre y una sustancia blanquecina y pegajosa y con el aspecto de acabar de participar en un combate de boxeo.
Cuando naciste, y hablo de tu entrada al mundo material, severo, frio y abyecto, lo hiciste en Cúcuta, Colombia. No en Bogotá, no en Cali, no en new york, ni Bombay ni París ni nada. Naciste en una calurosa ciudad fronteriza de un país tercermundista cuya idiosincrasia está muy ligada a la violencia y la pobreza. Por fortuna, contaste con un buen par de personas que te quisieron, criaron y educaron de la mejor manera posible.
Una educación mediocre en un colegio de apariencias como ahora lo es la Salle fue donde recibiste la primaria, secundaria y media. Sin embargo tu afán por la lectura te permitió adelantarte a muchos de tus compañeros; no fue solo conseguir una nota, para ti era más conquistar el conocimiento. Para ti un libro siempre fue algo más que páginas y pasta; era un amigo un confidente, un maestro. La música también ha sido elemento fundamental en tu vida. Desde los 9 años la inquietud por dominar la guitarra se adueñó de tu espíritu, aunque aún hoy no eres un santana o un joe satriani, disfrutas de acordes, melodías y punteos. Es más, disfrutas no solo del rock, de lo alternativo o lo típicamente adolescente; también gustas de lo instrumental, de aquella música que no necesita letras que contaminen la belleza de las melodías.
Los deportes nunca fueron tu fuerte. La actividad física siempre fue relegada a un segundo plano, o un tercer o noveno, según tus gustos en cada momento. Probaste con el patinaje, el ninjutsu, y hasta con los scouts; y no es que hallas fracasado, simplemente aprendiste para que no eras óptimo.
Tu espíritu rebelde, aunque no beligerante te hizo ganar un puesto y renombre entre tus profesores. No eras patán ni grosero a la hora de alegar, sencillamente empleabas las palabras adecuadas en el momento preciso de manera concreta. Muchas veces el silencia en las palabras te identifico, pero el grito en los actos fue algo mucho mas contundente, como aquellas veces que en protesta por las arbitrarias normas de pulcritud, presentación personal y uso de uniforme te llevo a liderar un movimiento en contra.
Los amigos. Aquellos entes de carne y hueso que hicieron presencia en tu vida, y que de alguna manera contribuyeron a tu formación se han ido. Ninguno a permanecido desde el principio. Eso es bueno, no tienes porque sentirte mal. Las personas vienen y van. Hacen parte de las etapas que experimentas en tu vida, y gracias a ello has aprendido a ser desprendido y no acostumbrarte a nada ni a nadie.
Uno de los pasos más grandes y significativos de tu vida fue el haber ingresado a la universidad nacional. La academia, las personas, experiencias, borracheras, drogadas, cultura, arte, teatro. Todo lo que te apasiona y decepciona está en el mismo espacio. De todo has aprendido. Puedes aseverar que tú has pasado por la universidad y no la universidad ha pasado por ti.

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